Confunden a estudiante de cine con narco

Reforma

CDMX.- El Cártel Jalisco Nueva Generación secuestró y mató a tres estudiantes universitarios en Tonalá porque confundieron a uno de ellos con un narco.

El 19 de marzo los sicarios creyeron que uno de los jóvenes era Diego Gabriel Mejía “El Diego”, un presunto narcotraficante rival que lleva tres años en prisión.

Gerardo González o Eduardo Gómez “El Cochi”, sicario inculpado por el crimen, declaró a la Fiscalía de Jalisco que creían que Javier Salomón Aceves era el sujeto al que estaban “cazando”.

La tarea de los sicarios era vigilar y levantar a un hombre bajo de estatura, güero y medio calvo. No había mayores referencias.

Cuando interceptaron a los jóvenes en la carretera fueron sobre Javier Salomón, quien no era bajo de estatura, pero tenía un tono de piel similar.

“Entre ‘El Fierros’ y ‘El Pimpollo’ agarraron a un muchacho alto, gordo, barbón, pelirrojo, cara redonda, expansores en las orejas, traía un gorrito tipo vini en la cabeza”, relató el detenido.

Después de torturarlo se dieron cuenta de que estaban en un error, que no era el líder del denominado “Cártel Nueva Plaza”.

“Empezamos a platicar con Javier sobre si él era Diego y qué hacía, quién era. Nos dijo que era estudiante de cine y que estaba haciendo un documental, y le empezamos a preguntar que si él conocía a Diego, nos dijo Javier que Armando era su tío, que no conocía al tal Diego, que su tío era Armando; le pregunté que de quién era la granja y me dijo que era de su tía Edna”, declaró “El Cochi”.

Cuando el estudiante mencionó a su tía Edna Judith Aceves Félix, dueña de la casa donde filmaron el cortometraje, intervino Juan Carlos Barragán González “El Canzón”, narcotraficante del CJNG que también participó en el interrogatorio y la tortura.

“El Canzón” sabía quién era la tía de Javier Salomón y la identificó como socia de Joana Elizabeth Águila Alcalá -esposa de “El Diego”- en el negocio de las estéticas que hoy son investigadas por prostitución y trata, según contó “El Cochi”.

“(“El Canzón”) conocía a la señora Edna, que tenía estéticas masculinas con una tal Elizabeth, y (dijo) que le había prestado dinero a su primera pareja para que se operara”, añadió.

‘Se nos fue el muchacho’

De acuerdo con el relato de “El Cochi”, Javier Salomón fue torturado a tablazos por José Eduardo Castellanos Barajas “El Grillo” y “El Canzón”.

En la casa de la Calle Lechuza, manifestó, también estaban Jhonatan Alejandro Anaya Delgadillo “El Kalimba”, Jhonatan Josué Hernández Moreno “El Choco”, además de los sujetos identificados como “El Fierros” y “El Pimpollo”.

“”El Grillo” y “Canzón” se encontraban pegándole a Javier en la espalda y en las nalgas con una tabla, yo me salí de la casa y me fui a comer a mi casa. Cuando me salí en el domicilio de “Canzón”, únicamente se encontraban “Kali”, “Choco”, “Fierro”, “Grillo”, “Pimpollo””, dijo a la Fiscalía.

“Alrededor de las 00:30 minutos me marcó “Canzón”, me dijo ‘se nos fue el muchacho Javier’ y me dijo que lo iban a pasar para hacerlo agua”.

Las referencias que tiene la Fiscalía sobre la muerte de los tres estudiantes hacen suponer que les colocaron una soga al cuello para girarla con un tubo hasta asfixiarlos, como lo habían hecho antes con otras víctimas. A esta técnica le llamaban “torniquete”.

Y esta sospecha se basa en el testimonio del joven rapero Christian Omar Palma Gutiérrez “QBA” o “Cuba”, a quien llamaron a las 03:00 de la mañana del 20 de marzo para que acudiera a la casa de “El Choco”, en Amapola 450, Prados de Coyula, Tonalá, para disolver los cuerpos en ácido.

De la disolución de los cadáveres se encargaron el rapero, “El Cochi”, “El Canzón”, “El Choco” y un sujeto del que sólo se conocen sus alias: “El Tuntún” o “El Chaparro”.

Los cadáveres de Jesús Daniel Díaz García y Marco Francisco García Ávalos fueron introducidos en un solo tinaco y el de Javier Salomón en otro. Al primer tambo le vaciaron cinco botes de ácido, y al segundo, sólo tres.

Una vez que los tinacos ya estaban sellados, “El Choco” empezó a rociar cloro en el piso y se puso a trapear. “El Choco” se fue a dormir y los demás salieron de su casa.

Dos días más tarde, “El Tuntún” llamó por teléfono al rapero y a “El Cochi” para pedirles que no se pararan por Tonalá.

“Como a los dos días “El Chaparro” me marcó a mi teléfono celular y me dijo que no le marcara a “El Cochi”, que no me arrimara a Tonalá, que luego me contactaban para pagarme, según eso porque la habían cagado. Me dijo que cambiara de número de teléfono y que estuviera atento”, dijo Palma Gutiérrez.