Muere el actor francés Jean-Paul Belmondo a los 88 años

El País

El actor francés Jean-Paul Belmondo ha fallecido este lunes a los 88 años, según ha informado la agencia de noticias Agence France-Presse, que cita al abogado del intérprete. En Belmondo se unifican las dos grandes líneas del cine francés, que son también las del cine europeo: por un lado, fue un icono de la modernidad que trajo consigo la Nouvelle Vague, y que rodó con los grandes de su tiempo, como su descubridor Jean-Luc Godard, pero también con François Truffaut, Alain Resnais, Claude Chabrol y Jean-Pierre Melville. Por otro lado, el del eterno caradura, el del feo ligón y pícaro a la francesa, el protagonista de películas taquilleras pensadas para el gran público. Le gustaba protagonizar sus propias secuencias de acción, y que eso se viera en pantalla: de esa faceta nacen títulos como El magnífico, El profesional, El hombre de Río o El clan de los marselleses.

En su país, además, el mito de Belmondo va unida al del otro grande de su tiempo, Alain Delon. Fueron amigos, y nunca hubo rivalidad, sino camaradería que les sirvió incluso para retroalimentarse en títulos como Borsalino Uno de dos. Belmondo sufrió en 2001 un accidente cerebrovascularm ha fallecido, según su abogado, “apagándose tranquilamente”.PUBLICIDAD

Nacido en 1933 en Neuilly-sur-Seine, en la periferia burguesa de París, Belmondo era hijo de artistas: un escultor de origen italiano y una pintora que solía tomarlo como modelo para sus lienzos. Mal alumno, aficionado al fútbol y boxeador profesional durante su juventud, Belmondo se convirtió en actor durante su adolescencia. Pero sus inicios en el oficio no fueron fáciles. Rechazado por el Conservatorio de París en 1955, la leyenda asegura que se despidió del jurado con un corte de manga.

Tres años después, se cruzó con un joven cineasta por la calle. Era Jean-Luc Godard. Le propuso rodar un cortometraje en un pequeño piso de alquiler. “Dudé sobre sus intenciones reales”, explicó una vez al diario Libération. “Le respondí que el cine no me interesaba nada de nada”. Ante su insistencia, aceptó. Rodaron el corto Charlotte et son Jules, una primera colaboración que daría pie a otras más célebres, como Al final de la escapada y Pierrot le fou. En paralelo, se dirigió gradualmente hacia la comedia popular, rodando algunos de los grandes éxitos del cine francés de las últimas décadas, desde El profesional y Borsalino, donde coincidió con su némesis, Alain Delon, hasta El incorregible o El hombre de Río. Fue estrella popular a la vez que adalid del cine de autor.