Trump amenaza con retirar a la policía de inmigración en California como respuesta a sus políticas
“Las bandas son un gran problema. Hablamos de seguridad para los niños, los niños vuelven caminando a su casa y se encuentran con una de estas bandas, y son animales absolutos, no son seres humanos, son animales. Y la tortura, el nivel de tortura… estamos sacando a la MS-13 por miles, pero entran, son listos, de hecho tienen franquicias que van a Los Ángeles, el estado de California no nos ayuda. Quiero decir, francamente, si yo quisiera sacar a nuestra gente de California, tendrías un desastre de crímenes como nunca has visto en California”.
Y a partir de ahí, el presidente sigue: “Solo tengo que decir: ‘ICE y Patrulla Fronteriza, dejad a California en paz’. Estarías inundado, verías crimen como nadie ha visto en este país. Y aun así no tenemos ayuda del Estado de California. Están haciendo un trabajo de gestión penoso, tienen los impuestos más altos del país y no saben lo que está pasando ahí fuera. Francamente, es una desgracia, la situación con las ciudades santuario, la protección de estos criminales horribles… si sacáramos a ICE, o si dijéramos ‘deja en paz a California, que se las apañen solos’, en dos meses nos estarían suplicando que volviéramos, estarían suplicando. Y, sabes, me lo estoy pensando”.
California es el estado más rico de Estados Unidos, el más poblado y el que más inmigrantes tiene, con documentación y sin ella. También es la primera potencia agrícola del país. Los inmigrantes indocumentados son una pieza esencial de la economía en el campo, la construcción y la hostelería. En el estado existe el consenso político de que el hostigamiento innecesario a los sin papeles tendría consecuencias económicas. Por ejemplo, el sector agrícola está sufriendo una falta de mano de obra que algunos productores achacan al miedo generalizado impuesto por la política de deportaciones indiscriminadas del Gobierno Trump.
Casi todas las grandes ciudades de California tienen políticas que se llaman popularmente de santuario, un término confuso que indica el criterio general de no emplear a la fuerza pública local para perseguir a los inmigrantes. El problema de los indocumentados es tan grande en Estados Unidos (unos 11 millones de personas) que ICE, la policía federal especializada en inmigración, no da abasto para deportar más que a una mínima parte, por lo que reclaman colaboración de las autoridades locales. El Gobierno Trump ha hecho de esta reclamación una exigencia, hasta el punto de amenazar con retirar fondos federales a las jurisdicciones que no colaboraran con ICE. Un juez paralizó la amenaza.
La política de las grandes ciudades es que sus policías no intervienen en este asunto, porque desde el punto de vista de la seguridad es contraproducente tener a cientos de miles de vecinos temerosos de la policía. Si creen que la policía local los puede deportar, no denunciarán delitos y no se prestarán como testigos. En Los Ángeles, esta política tiene más de 30 años. Todas las grandes ciudades del país, donde se concentran los inmigrantes indocumentados, siguen la misma política. El crimen en Los Ángeles está en mínimos históricos.
California, sin embargo, es el estado que más lejos ha llevado este criterio. Este año aprobó la llamada ley del estado santuario, que eleva esa política local al nivel de todo el estado. La ley ha intensificado hasta niveles sin precedentes el enfrentamiento entre el estado y el Gobierno federal