Trump presenta propuesta de presupuesto federal; prioriza antimigración

La Jornada

Nueva York.- Más muro fronterizo, más agentes para detener y deportar a inmigrantes del interior del país, más patrulla fronteriza y más jueces de migración están entre las prioridades -junto con un incremento dramático del gasto militar y una reducción de programas sociales para los pobres- de la nueva propuesta del presupuesto federal presentada hoy por el presidente Donald Trump.

Estas prioridades son el marco en el que hoy arrancó otra ronda de negociaciones sobre la política migratoria, esta vez en el Senado, donde, entre otras cosas, podría definirse si habrá o no solución inmediata para los dreamers cuyo programa de protección contra la deportación quedará anulada en menos de un mes.

Vale subrayar que el presupuesto federal elaborado por el Ejecutivo nunca es lo que se acaba aprobando y más bien es una lista de prioridades de la Casa Blanca -ya que el Congreso determina el gasto federal- pero sus objetivos sobre política migratoria serán parte del marco del debate que inició esta noche en la cámara alta.

Ahí Trump y sus aliados están promoviendo la propuesta que la Casa Blanca presentó al Congreso hace un par de semanas donde a cambio de la legalización condicional de hasta 1.8 millones de dreamers, se exige la aprobación del muro fronterizo, acelerar el arresto y deportación de inmigrantes y un desmantelamiento del actual sistema de migración familiar y de otorgamiento de visas para reducir la inmigración legal sobre todo de países del tercer mundo.

El debate en el Senado arrancó sin una propuesta central y por lo tanto nadie sabe qué rumbo tomará si es que logra avanzar. Por ahora, hay pugnas entre diversos grupos de senadores, con algunos planteando la propuesta de Trump y otros buscando una solución limitada a solo resolver la estancia de los llamados dreamers, inmigrantes indocumentados jóvenes que llegaron como menores de edad y que estaban protegidos temporalmente por el programa ejecutivo impulsado por Barack Obama conocido como DACA que está siendo cancelado por su sucesor.

La pugna se realiza tanto dentro del Congreso como entre agrupaciones externas, encabezadas por un lado por organizaciones de dreamers y sus aliados, defensores de derechos de los inmigrantes, algunos sindicatos e iglesias y sectores del empresariado, y por el otro, agrupaciones conservadoras que son clave en movilizar las bases antimigrantes que ayudaron a elegir al presidente junto con ultraderechistas y hasta fascistas, y que se oponen a lo que llaman “una amnistía” para “ilegales”.

Líderes del movimiento de defensa de los dreamers reiteran que no desean ser “fichas de negociación” y exigen una solución legislativa que no incluya medidas para deportar a sus familiares y comunidades. La semana pasada, cuando el Congreso aprobó el gasto federal sin incluir una solución para los dreamers, líderes del movimiento acusaron a legisladores de ambos partidos de :”traición”, sobre todo a los demócratas, quienes ahora entran a esta nueva etapa de la negociaciones sin la única palanca que tenían al debatirse el gasto federal.

Pero aun si el Senado logra un acuerdo, este tendría que ser aprobado después por la cámara baja y finalmente promulgado en ley por el presidente. Hoy, Trump comentó que “iniciamos pláticas realmente serias sobre DACA” y advirtió que todo depende de la voluntad de los demócratas.

En su propuesta para el presupuesto, el gobierno de Trump propone 1.6 mil millones de dólares (de un total de 18 mil millones para el muro) para la segunda etapa del muro fronterizo donde espera construir 65 millas (poco más de 100 kilómetros) adicionales en la frontera con Texas a un costo de casi 25 millones por milla). Ademas, propone la contratación de 2 mil agentes más de la agencia federal de inmigración (ICE) encargada de detenciones de inmigrantes como otros 750 agentes para la Patrulla Fronteriza, incrementar la capacidad total de los centros de detención a 52 mil personas y casi 40 millones para el sistema de tribunales de migración, incluyendo la contratación de otros 75 jueces y fiscales de inmigración. Todo esto está justificado, según Trump, “para hacer que nuestro sistema de migración funcione para los estadunidenses”.

Por separado, bajo programas del Departamento de Estado, el gobierno propone otros 3.8 mil millones para mejorar el sistema de control de visas y mil millones más a México, Centro y Sudamerica para “romper el poder de las organizaciones criminales transnacionales” en torno a la migración “irregular” como también para abordar la “insuficiente oportunidad económica, gobernación débil y seguridad inadecuada, todo lo cual impulsa la migración irregular” de esos países.

Mientras tanto, continúa la ofensiva antimigrante detonada por Trump, con detenciones y deportaciones de cualquiera, con o sin historial criminal, incluso en lugares como tribunales y escuelas o arrestando figuras destacadas en sus comunidades, incluso doctores, maestros, pequeños comerciantes, y ahora defensores de comunidades migrantes, aterrorizando así a comunidades de costa a costa,

Mientras tanto, sobre este tema los supuestos representantes del pueblo rehúsan escucharlo. Una abrumadora mayoría de la opinión pública favorece que los dreamers permanezcan en el país y les sea ofrecida la oportunidad de solicitar la ciudadanía, según todas las encuestas que han abordado el tema (algunas, como la del Washington Post, hace tres semanas registró un 87 por ciento de apoyo, otra de CNN 84 por ciento, CBS News, 87 por ciento, etcétera). Una mayoría, aunque menor, se opone a un muro fronterizo.

El presupuesto

El resto del presupuesto propuesto por Trump -por un total de 4.4 billones de dólares- se distingue por un incremento dramático en el gasto militar llegando a 716 mil millones para 2019, la promoción de la privatización de infraestructura pública y educación y la reducción de fondos para programas de asistencia social para los pobres y vulnerables incluyendo los rubros de salud, asistencia alimenticia, seguro médico y subsidios para vivienda, entre otros.

El senador y ex candidato presidencial Bernie Sanders resumió la propuesta así: “el presupuesto de Trump está moralmente quebrado: no es nada menos que un ataque sobre los pobres y un traslado mayor de riqueza de la clase media al 1 por ciento más arriba”.

Más aún, propone reducir el gasto de manera dramática para la Agencia de Protección Ambiental y deshacerse por completo del Fondo Nacional de las Artes y el Fondo Nacional de Humanidades -establecidos en los sesenta- como también la Corporation for Public Broadcasting que apoya a la televisión y radio pública, junto con programas de apoyo para museos y bibliotecas.

Pero los ricos no enfrentaran problemas cuando necesiten asistencia médica. Por ejemplo, hoy la nuera del presidente y esposa de Donald Junior, fue trasladada a un hospital en Nueva York después de abrir un sobre enviado a su esposo que contenía un polvo blanco. Tras pruebas iniciales, las autoridades concluyeron que la sustancia no es tóxica. No tuvo problemas en pagar la cuenta (o tal vez, por ser familiar del presidente y bajo protección del Servicio Secreto, su cuenta fue pagada por el pueblo).

Ah, y sigue el caos normal dentro de la Casa Blanca, entre investigaciones del fiscal especial y acusaciones internas sobre quién protegió y encubrió a un golpeador de mujeres que trabajó al lado del presidente durante el último año.