Acusa diputado federal discriminación, difamación y autoritarismo de la Secretaría de Salud

La Secretaría de Salud (SSA), incurre en prácticas de autoritarismo, discriminación y difamación, por dejar a un lado el trabajo y responsabilidad del Congreso de la Unión en materia de regulación del tabaco y vaporizadores electrónicos.

En ese sentido, un servidor lamenta que la institución, encabezada por Jorge Alcocer Varela, difame a quienes tienen un planteamiento diferente sobre el criterio para regular los cigarros y los vaporizadores electrónicos, al acusar que todos los que discrepan de sus tesis fungen como agentes de las tabacaleras, lo que genera discriminación e influye en la percepción de los ciudadanos.

Bajo ese contexto, le recuerdo a la Secretaría de Salud que nadie está por encima de la Ley y que el autoritarismo desmedido no puede ser parte del ejercicio democrático.

De esta manera, condeno la postura que la SSA fijó al final de un documento que emitió el pasado primero de septiembre; la cual cito: “La Secretaría de Salud reitera que la formulación de las políticas de control de tabaco es una prerrogativa exclusiva de la autoridad sanitaria y no concederá a ningún tipo de interferencia”.

Por lo anterior, le recuerdo a la SSA su competencia dentro del Gobierno Federal y a colaborar con el Congreso de la Unión para no imponer, sino colaborar y legislar sin presiones de ningún tipo.

Es claro que sus estrategias contra el tabaquismo han fallado por años, por lo que es tiempo de darle una oportunidad a posturas diametralmente opuestas en la búsqueda de resultados positivos.

Testimonio de la deplorable posición de la SSA es la negativa a sostener un diálogo constructivo tanto con legisladores como con miembros de la sociedad civil sobre la regulación del tabaco y de vaporizadores electrónicos.

En línea con ello, para mañana nueve de septiembre, la diputada Carmen Medel Palma ha convocado a un foro para reflexionar sobre la regulación del tabaco, en donde se tiene previsto la participación del Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López Gatell, del Comisionado de CONADIC, Gady Zabicky, así como de académicos de la Secretaría de Salud, funcionarios de la OPS y asociaciones civiles que reciben financiamiento de la Iniciativa Bloomberg.

“Desafortunadamente, el foro tal y como está anunciado el día de hoy, excluye a todos los que hemos expresado opiniones distintas a las de la Secretaría de Salud. Al momento no hemos sido convocados el Diputado Éctor Jaime Ramírez Barba, la Diputada Lorena Valle San Pedro y un servidor, que hemos propuesto iniciativas de reforma de la Ley General del Control del Tabaco. Esperamos que no se rechace nuestra participación, tenemos derecho (incluso el deber) de opinar y debatir nuestras iniciativas en parlamento abierto conforme a Derecho, y sobre todo conforme a las Normas de esta Honorable Cámara que representa los ideales de todos los mexicanos por un México justo e inclusivo”, afirmó el legislador.

Mi labor de legislador exige escuchar y atender a los electores que represento. En este sentido, he conocido a muchas personas cuya salud ha mejorado gracias a haber sustituido sus cigarros de tabaco por cigarro electrónicos, habiendo fracasado con otros medios para dejar de fumar. 

Sin embargo, la Secretaría de Salud advierte que este producto es tóxico, que mata, que es peor que el cigarro de tabaco. Incluso impulsó y apoyó al decreto presidencial emitido el 19 de febrero que prohíbe su importación y distribución. 

He recabado amplia información científica que sostiene lo contrario a lo que afirman voceros y funcionarios de la Secretaría de Salud: El cigarro electrónico reduce al menos el 95 por ciento de los riesgos que representa el fumar cigarro de tabaco, de acuerdo con el Ministerio de Salud del Reino Unido, país que ha adoptado a esta tecnología para combatir al tabaquismo y cuyo sistema de salud ha mencionado el presidente, Andrés Manuel López Obrador, como ejemplo a seguir para México.

Nuestras autoridades afirman con alarma que el “vapeo” (uso de cigarro electrónico) en adolescentes y jóvenes los va a inducir a la adicción y al tabaquismo. Esta es una preocupación legítima, el cigarro electrónico debe ser un producto de uso exclusivo para adultos. Sin embargo, la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2018-2019, que realizó el INEGI y que encuestó a casi 18 mil jóvenes entre las edades de 10 a 19 años, encontró que solo 254 respondieron haber usado el dispositivo “algunos días” y sólo 15 -así es, sólo quince-, declararon uso diario. Evidentemente, los datos demográficos no sostienen la existencia de una epidemia de vapeo juvenil.

Por todo lo anterior, exhorto a los responsables de la Secretaría de Salud y a la compañera diputada Carmen Medel Palma a impulsar un diálogo abierto y constructivo en favor de los mexicanos, bajo la premisa de que la participación, aportación y voz de todos es importante para impulsar el desarrollo de nuestra sociedad.